Hijo de Isidro y de Dolores, nació en Manlleu
(Barcelona) el día 24 de octubre de 1908. Era el último de cuatro hermanos, que
quedaron huérfanos de padre desde 1909. Por esta condición y “careciendo su
madre de medios para atender debidamente a su instrucción”, el 24 de agosto de
1918, a los diez años, ingresó en el colegio de Huérfanos de Sant Julià de
Vilatorta. Pedro, por su inclinación a la vida religiosa, formaba parte del
grupo de preaspirantes , que atendía espiritualmente el P. Cristóbal Viñuela.
El 13 de mayo de 1922 salió de Sant Julià para ingresar al colegio Nazareno de
Blanes.
Al completar las humanidades, Pedro pidió el ingreso al
noviciado, vistiendo el hábito el día 23 de septiembre de 1923 en el
colegio-noviciado Sagrada Familia de Les Corts, bajo la guía del padre Ramón
Oromí, como maestro, haciendo la primera profesión al siguiente año. En el escolasticado de Les Corts, siendo el padre Fidel Fons
prefecto de escolares, realizó todos sus estudios eclesiásticos, destacando
también, según testimonio de algunos de sus hermanos, los frutos de sus
admirables dotes artísticas y literarias.
Hizo las prácticas de enseñanza en el colegio Nazareno de
Blanes, durante el curso 1927-28, como auxiliar del prefecto de aspirantes y en
el curso siguiente en el colegio San Luis de Begues. Hizo su profesión perpetua
el 17 de septiembre de 1931. Promovido en Barcelona a las sucesivas órdenes sagradas, fue
ordenado sacerdote el 20 de febrero de
1932, juntamente con los padres Jaime Puig, Miguel Barrachina, Enrique Minobis
y José Llauradó en la capilla del palacio episcopal.
De su personalidad destacan su bondad y cordialidad, su
férrea voluntad y regio carácter, la austeridad de su vida y su continua
exhortación a amar la castidad y la pureza, como virtudes fundamentales de los
Hijos de la Sagrada Familia. Con la fuerza de su vida ejemplar, instaba de
palabra a la perfección en la vida religiosa. Era afable, alegre, atento a los
pequeños detalles y reglas de urbanidad. El amor que profesaba a la Iglesia y
al Instituto lo mantenía despierto, sereno y decidido.
Habiendo casi terminado sus estudios de magisterio, fue
destinado al colegio Jesús, María y José de Sant Andreu y luego al colegio de
San Ramón de Vilafranca, como secretario, debiendo salir de allí con el resto
de la comunidad, ya en mayo de 1936, cuando el Ayuntamiento incautó el colegio.
Pasó provisionalmente al colegio San Luis de Begues, junto con otros sacerdotes
y un grupo de 9 novicios, estando destinado para la delegación argentina y con
los papeles en regla para embarcar el día 21 de julio de 1936.
El día 17 de julio bajó a Barcelona para ultimar los papeles
y los preparativos para el viaje y, ya en Sant Andreu, se encontró con el ambiente
revuelto. Regresó al colegio y, en vista de los acontecimientos que se
sucedían, los padres se distribuyeron en diferentes casas de algunos amigos y
conocidos. Como la familia en donde estaba tenía miedo de algún registro y
todos los conocidos escabullían la responsabilidad, tras mucho pelear y
arriesgarse, consiguió un pase de gobernación, controlado por el comité y pudo
llegar a Vic y a Manlleu, en donde trabajaban sus hermanos, a finales del mismo
mes de julio.
Después de muchas dificultades, idas y venidas, permaneció
oculto en casa de los suyos. Por sus
hermanos, supo que lo tenían señalado y vigilado. Entonces decidió cruzar el
río Ter de noche y salir de allí en dirección a Barcelona. Según el testimonio
del padre Juan Morató, probablemente el
día 15 del mes de octubre de 1936, en un registro efectuado por la FAI en la
pensión donde se camuflaba, fue aprehendido, declarando noblemente su condición
de religioso y sacerdote, y cayendo bajo el plomo cobarde de sus asesinos en el
cementerio de Moncada, luego de haber sido llevado a la cárcel del convento de
San Elías. Contaba con 28 años de edad y 12 de profesión religiosa. Sus restos
mortales no fueron identificados y se inscribió su desaparición en el Juzgado
n° 8 de Barcelona.